23 de agosto — Casa Pellas realizó su segunda jornada de reforestación con la participación de colaboradores y sus familias. Entre sonrisas, manos con tierra y mucha energía, logramos sembrar 1,000 árboles, reforzando nuestro compromiso con la protección y el cuido del medio ambiente y promoviendo una cultura de sostenibilidad que empieza en casa y se multiplica en la comunidad.
Una jornada familiar con propósito
La actividad reunió a voluntarios de todas las edades. Madres, padres, hijas e hijos trabajaron en equipo: unos abrían el hoyo, otros colocaban el árbol y los más pequeños se encargaban del riego. Este enfoque familiar no solo acelera la siembra; también educa y sensibiliza sobre la importancia de restaurar ecosistemas, conservar la biodiversidad y mitigar los efectos del cambio climático.
Especies sembradas
Para favorecer la adaptación y la resiliencia del bosque, priorizamos especies nativas y de valor ecológico y maderable. El plan del día contempló la siguiente mezcla:
Caña fístula (100), Caoba (70), Cedro (60), Chilca (130), Gavilán (50), Genízaro (70), Guachipilín (70), Guapinol (80), Jabillo (30), Madero negro (60), Ñámbar (80), Panamá (30), Piojillo (40), Pochote (20), Roble (80), Tempate (30). Total: 1,000.
Esta diversidad aporta sombra, hábitat para fauna, mejora de suelos, captura de carbono y conectividad ecológica a mediano y largo plazo.
Impacto que trasciende el día de siembra
La reforestación es mucho más que plantar un árbol: es un proceso. Por eso, además de la jornada, Casa Pellas impulsa acciones de mantenimiento —como riego de establecimiento, reposición de fallas y control de malezas— para asegurar una alta tasa de supervivencia de las plantas en los próximos meses. También se promueve el voluntariado continuo, invitando a las familias a regresar para monitorear el crecimiento y aprender sobre el cuidado responsable del bosque.
Educación ambiental y cultura corporativa
Cada jornada refuerza una cultura corporativa basada en responsabilidad social, sostenibilidad y trabajo colaborativo. Los voluntarios recibieron recomendaciones prácticas sobre siembra adecuada, protección de plántulas y uso eficiente del agua, convirtiéndose en agentes de cambio dentro y fuera de la empresa.
A todas las personas que asistieron y pusieron el corazón en cada árbol: ¡gracias! Su compromiso demuestra que cuando la empresa y las familias se unen, el impacto se multiplica. Con 1,000 nuevos árboles, damos un paso firme hacia territorios más verdes, resilientes y vivos.